El Sacrificio de la Madre no tiene Precio

El Corán evoca sentimientos de amor y respeto en el corazón del hijo o hija, y lo alienta a tratar bien a sus padres. Por otra parte, se refiere a la madre de una manera más gentil y compasiva, otorgándole prioridad por el embarazo, el amamantamiento, y los dolores y molestias que sufre durante esos dos estados. Reconoce además su noble sacrificio, su gran ternura y cuidado. Dice Al-lah (lo que se interpreta en español): {Le Hemos ordenado al hombre ser benevolente con sus padres. Su madre le lleva [en el vientre] soportando molestia tras molestia, y su destete es a los dos años. Sed agradecidos Conmigo y con vuestros padres; y sabed que ante Mí compareceréis.} [Corán 31:14]
Ibn ‘Umar vio a un hombre yemení circunvalando la Ka‘bah, mientras llevaba a su madre. El hombre le dijo: "Soy como un camello domesticado para ella, la he cargado más de lo que ella me ha cargado. ¿Tú piensas que se lo compensé, ¡oh, Ibn ‘Umar!?” Él contestó: "No, ni siquiera una contracción". [Bujari]
Abu Hurairah fue un compañero cercano del Profeta Muhammad SWS; él es recordado por transmitir muchos de los dichos del Profeta SWS. La vida de Abu Hurairah también contiene muchas demostraciones de su amor y su devoción por su madre. Cuando él primero acogió el Islam, ningún ruego pudo convencer a su madre de hacer lo mismo. Llorando y asustado, Abu Hurairah se aproximó al Profeta SWS y le rogó que hiciera una súplica a Allah pidiéndole guía para su madre. El Profeta Muhammad sws aceptó su solicitud y en un muy corto periodo de tiempo la madre de Abu Hurairah pronunció estas palabras: “No hay Dios sino Allah y Muhammad es su siervo y su Mensajero”, aceptando de esa forma el Islam.
A lo largo de su vida, Abu Hurairah fue amable y cortés con su madre. Cuando quería salir del hogar, se paraba en la puerta de la habitación de ella y decía: “La paz sea contigo, madre, y la misericordia y las bendiciones de Allah”. Ella contestaba: “Y sobre ti sea la paz, hijo mío, y la misericordia y las bendiciones de Allah”. Él también decía: “Que Allah tenga misericordia de ti, pues tú cuidaste de mí cuando yo era pequeño”; a lo que ella respondía: “Que Allah tenga misericordia de ti, pues tú me salvaste del error cuando yo era anciana”.
Abu Hurairah siempre alentó a otras personas a ser amables y buenos con sus padres. Una vez vio a dos hombres caminando juntos y le preguntó al más joven: “¿Quién es este hombre para ti?”; a lo que el joven respondió: “Es mi padre”. Abu Hurairah le aconsejó: “No lo llames por su nombre, no camines delante de él y no te sientes antes de que él lo haga”.
Esta gentileza y afecto entre Abu Hurairah y su madre nos enseña que el respeto mutuo y el amor son un deber. El musulmán debe mostrar respeto hacia los padres incluso si ellos no son musulmanes, y el más grande amor que puede mostrar hacia ellos es suplicarle a Allah con la esperanza de que los guíe hacia el Islam. En el tiempo del Profeta sws, muchos de aquellos que acogieron el Islam se encontraron con que este entraba en conflicto con las creencias y las solicitudes de sus padres, pero ellos fueron enseñados a ser amables y a obedecer a sus padres, excepto si los padres les pedían que desobedecieran a Allah.
“Si vuestros padres se esfuerzan por hacer que Me asociéis copartícipes [en la adoración] no les obedezcáis, pues es sabido que carecen de fundamento válido, pero tratadles con respeto. Seguid el camino de los piadosos, pues ante Mí compareceréis y os informaré de lo que hacíais”. (Corán 31:15) Ser sumisos con los padres, obedecerlos y tratarlos con amabilidad está incrustado en las enseñanzas del Islam; sin embargo, la obediencia a Allah es siempre el primer y más importante deber del musulmán